Hace unos pocos días, veía una película junto a mi hermana, de repente, su celular recibió una llamada y de timbre tenía una mítica melodía que me hizo volver atrás en el tiempo; asunto curioso, pues la melodía era de un juego que centraba su argumento, precisamente, en viajes en el tiempo. Este título “único”, en palabras de ella, es The Legend of Zelda: Majora’s Mask, un juego que ha ocupado innumerables veces el primer puesto en los tops hechos de esta enorme saga, y no es para menos, los fanáticos de la entrega dicen, que mejora en todos los aspectos el excelente trabajo hecho por su predecesor (Ocarina of Time), llegando a ofrecernos una gigantesca aventura en “solo tres días”. ¿Cómo es esto posible? Para responder a esta pregunta debemos tocar La Canción del Tiempo, pero, regresar 20 años atrás, al 27 de abril del año 2000, fecha en la que fue lanzado un juego que se convertiría en leyenda, fecha que La Vida es un Videojuego quiere hacerte recordar.
El viaje del pequeño Link inicia en Términa, un mundo paralelo a Hyrule, donde tendrá que salvar a todos de su inevitable destrucción cuando la luna se estrelle contra el suelo. Pero, si algo nos enseñó Avengers: Endgame, es que la destrucción siempre es evitable con viajes en el tiempo (pero Majora’s Mask deja en pañales al argumento esta película). Así bien, Link, que solo cuenta con tres días para salvar al mundo, regresa el tiempo una y otra vez, a medida que completa tareas y cambia el fatídico destino, haciendo amigos y ayudando a muchos habitantes de Términa en su travesía, e incluso tomando la forma de las otras razas que hemos visto en diferentes entregas, los Deku, Gorons y Zoras, cada uno con su propia habilidad, enriqueciendo lo que de por sí, ya era una excelente aventura. De igual manera, la producción de este juego de culto aporta a forjar su leyenda, pues explotaba al máximo los gráficos de la Nintendo 64, e incluso podías usar un dispositivo llamado Expansion Pak, que incorporaba una mejora en la iluminación, en las texturas y las animaciones, también permitía que nuestro sistema soportará más personajes en pantalla y pudiéramos ver objetos a mayor distancia. Asimismo, la música, como he señalado arriba, nos permite estar inmersos en cada paso que da Link en este fantástico lugar, todo gracias a Kōji Kondō y Tōru Minegishi, quienes han participado como compositores en muchos de los juegos The Legend of Zelda y Super Mario Bros.

Por consiguiente, quería dedicar este espacio para recordar esta joya, que arrasó en buenas críticas, obteniendo un promedio de 9.5 sobre 10 en un total de 10 calificaciones de medios especializados. Una obra que cumple hoy 20 años y que ya forma parte fundamental en la historia de los videojuegos.
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Calachoowie te dice, see you, space cowboy…