Hay tertulias en las que vale la pena estar, aunque llegues un poco tarde. Siempre es complicado analizar una versión nueva de un juego que salió hace varios años. En esta situación, suelo dudar sobre si debo reseñar el contenido del juego e ignorar que el mundo ya tiene una opinión formada sobre él, o si por el contrario, limitarme a destacar por qué vale la pena o no jugarlo en su nueva versión. Tenía la intención de apuntar por el segundo camino para este texto, pero Arise: A Simple Story Definitive Edition, de Piccolo Studio, me ha conmovido bastante durante las cinco horas que duré en su campaña. Por eso, soy incapaz de reducir mi oportunidad para hablar de esta obra a un texto técnico de si es mejor jugarlo en Nintendo Switch, para la que está hecha esta Definitive Edition, o en otro aparato. Necesito participar de la tertulia.
El título del juego lo dice: su historia es tan simple como puede ser la vida de cualquier ser humano. Nuestro personaje, tras su muerte y funeral, aparece cerca de la cima de una montaña nevada y repasa los momentos más importantes de su vida mediante capítulos. Es un relato sencillo en el que, sin mediar apenas palabras, el juego cuenta lo que quiere a partir de un sin fin de recursos narrativos no verbales o escritos. Arise: A Simple Story Definitive Edition se encarga de que el jugador se entere, ingrese al universo y sienta lo que debe sentir. No equivoca su mensaje o rompe la narrativa ni por un segundo, lo que permite al jugador navegar en un mar de emociones.

Con todo eso en mente, la obra aprovecha bastante bien su naturaleza de juego. El diseño de niveles no está hecho para satisfacer una curva de dificultad tradicional o para que el jugador salte de alegría por superar un acertijo. En cambio, cada capítulo está creado para apoyar lo que la historia quiere contar. Se nota la inspiración en entregas como Journey, Gris o Celeste, que usan la jugabilidad para potenciar los sentimientos que la narrativa ya expone. Un capítulo de Arise: A Simple Story Definitive Edition será fácil cuando quiera contar un episodio alegre, y pondrá sus acertijos más complejos al acompañar un momento trágico o complicado del personaje. Eso sí, en ningún momento, el juego tiene intenciones de ser frustrante en su apartado jugable y la dificultad sube apenas lo necesario para generar las sensaciones que el capítulo pretende narrar.
Para que el jugador pueda sortear cada reto, Arise: A Simple Story Definitive Edition propone un control sencillo. Es un plataformas 3D en el que el personaje se mueve, salta, escala y tiene un gancho para balancearse o acercar objetos. Hasta ahí, nada del otro mundo. Lo importante aquí es la mecánica que hace a esta obra especial y adictiva de jugar: el control del tiempo. La cámara se ubica de manera automática, lo que deja el joystick derecho libre. Entonces, el jugador puede utilizar sus direcciones horizontales para manipular el tiempo dentro del escenario. Es la mecánica más importante y cada nivel la exige para navegar de distintas formas y llegar al final del capítulo. Puede suceder, por ejemplo, que algún objeto al que el personaje debe saltar esté más cerca en la mañana que en la tarde, y sea necesario manipular el tiempo para realizar el salto. El truco está en entender los diferentes usos que cada capítulo le da a esta mecánica y, aunque pillarle la idea es bastante sencillo, en ningún momento se convierte en una interacción aburrida.
Esta mecánica funciona muy bien y, lejos de agotarla en niveles avanzados, Arise: A Simple Story Definitive Edition sabe darle siempre una vuelta más a la tuerca y consigue que este poder sobre el tiempo genere simbolismos al servicio de la narrativa. Incluso, el juego usa la mecánica para crear un modo cooperativo en el que un jugador controla al personaje y otro el tiempo. Las risas y coordinación del trabajo en equipo están ahí mientras ambos pueden vivir y ser parte de la historia que la obra pretende contar.

Soy insistente con la narrativa porque la veo en todos los apartados del juego. Su estética también relata algo mediante las decisiones artísticas de los niveles, con un sin número de metáforas y muchos recursos audiovisuales a través de los escenarios. Desde los coleccionables (unos hermosos dibujos que ayudan a ilustrar la historia en la cabeza del jugador), hasta la comparación del embarazo con el florecimiento de un arbusto desde su raíz, Arise: A Simple Story Definitive Edition se encarga de mantener una cohesión narrativa en cada apartado. A todo se le puede sacar significado. Es impresionante cómo los desarrolladores logran simbolizar en el escenario experiencias tan complicadas y fuertes como el duelo, la desconexión, el enamoramiento y la lucha contra la muerte inevitable. La música, incluso en el menú de pausa, se encarga de amarrar al jugador y mantenerlo inmerso. Esta obra funciona porque su historia conmueve, porque su jugabilidad acompaña, pero sobre todo porque su estética asume su rol de narradora ambiental de manera increíble.
El resultado es una sonrisa sincera, lágrimas, conexión con los personajes y, en especial, reflexiones extrapolables a la propia vida del jugador. Si los desarrolladores le dan el título de “simple historia” es porque es sencillo conectar con nuestro personaje. Al igual que él, hemos pasado por momentos semejantes a los suyos y podemos sentirnos identificados con su experiencia. Me pasé el juego en tres sentadas, pero habría podido (y querido) pasarlo en una si hubiese tenido tiempo. Es un espacio emocionante que no siempre consiguen los juegos.

Por eso, al final, solo dedico un párrafo a hablar estrictamente de cómo funciona la versión para Nintendo Switch. Lamento si algún lector que ya conocía el juego solo quería saber de esto. A él, le puedo decir que hace falta un parche para optimizar el juego en modo portátil, porque tiene algunos bajones de frames y uno que otro diente de sierra en sus texturas. No es nada del otro mundo y quizá Piccolo Studio lo solucione en el futuro. En el modo sobremesa, el juego funciona sin problema alguno. El control podría ser más fino en algunos movimientos, problema que subsiste en otras ediciones, pero sería recriminarle demasiado a una entrega indie por ello. Disfruté el juego en Nintendo Switch y, dicho lo dicho, no tengo problema en recomendarlo para esta plataforma.
Arise: A Simple Story Definitive Edition cumple en lo técnico y ofrece una experiencia inolvidable y única. Me alegra haber pedido la reseña y poder ofrecer mi opinión alrededor de esta obra. Como dije al inicio, llego tarde a la conversación, pero espero que su salida para Nintendo Switch abra un espacio para que tenga una buena ola de nuevos jugadores que puedan vivirlo como yo lo viví. Este texto es un aplauso al estudio por apostarle a un estilo de juego que sorprende de una manera atrevida y arriesgada. Es una gran obra, con todas sus letras.

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AndyalHabla – What is the downside to eating a clock? It’s time-consuming.
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