ALERTA DE SPOILERS: ESTE TEXTO TIENE SPOILERS DEL EPISODIO 1 DE THE LAST OF US Y DE SU NARRATIVA PARALELA EN EL JUEGO.
Cuando una franquicia quiere aumentar su universo de obras, es normal que los fans más apegados sientan miedo. Son muchos los mundos de ficción que, en su camino a la expansión, encuentran su tumba como producto. Ni siquiera Naughty Dog, desarrolladora del juego cuya serie hoy analizo, se salvó de una nota apenas suficiente con la película de Uncharted. Por eso, era normal que el anuncio de una serie de The Last of Us no generara mucho entusiasmo. Sin embargo, tras un largo año de espera, el primer episodio de la serie producida por HBO muestra que, bajo el mando de los mejores, eso de llevar un videojuego al cine o a la televisión puede salir muy bien.
Lo digo sin un solo pero: el primer episodio de The Last of Us en HBO es muy bueno. Se compone de una hora y veinte en los que presenta la historia a nuevos y viejos fans con un ritmo muy bien llevado y que sabe caminar de la mano del relato del juego, pero que se desmarca cuando hace falta y pone en escena su propio punto de vista.
Básicamente, HBO cogió el control de su Playstation y dictó el tiempo a su manera para contar la historia que ya conocemos. El primer cambio no demora ni un segundo en hacerse ver: toda la historia sucede 10 años antes que en el juego (HBO inicia los hechos en 2003 y Naughty Dog en 2013). El segundo cambio grande viene en el guion: mientras el juego introduce el contexto pandémico tras el prólogo, la serie lo hace con un pre prologo (si eso existe) que nos sitúa en los años 60 durante un programa de TV. En él, los panelistas conversan sobre una pandemia y sus riesgos. Desde esa primera escena, se marca un estilo de terror, ese que se apropia del espectador por su realismo, por lo fácil que es sentirse identificado con los peligros que expone la serie. Después de vivir una pandemia, sabemos lo frágil que es el humano. Se nota la mano de Craig Mazin, que ya mostró su talento para este tipo de ambientes en Chernobyl.
Agarrar de esta manera al espectador muestra que HBO sabe lo que hace. The Last of Us es una historia que solo funciona por la empatía que genera la audiencia con los personajes, y eso en el juego funciona en gran parte porque el jugador controla, decide y vive la historia a través de ellos. Aquí no existe la interactividad, por lo que el guion tiene que darse estos espacios que impacten al corazón de entrada, cuando todavía estamos desprevenidos, y no lo suelte más. Vale decirlo una y otra vez: el secreto del éxito de este capítulo es que tiene un ritmo diferente, más detallado y pausado, que el del juego.
La primera beneficiada de esto es Sarah (Nico Parker), hija del protagonista Joel (Pedro Pascal), que será nuestros ojos durante los primeros casi 20 minutos del episodio. Conectar con ella en el juego era sencillo, porque es a la primera que controlamos y su desarrollo como personaje es fácil de absorber con solo mirar su habitación en el primer escenario del juego. Aquí, eso no depende de nosotros, por lo que la serie debe dedicar varias escenas a mostrarnos su vida y su relación con su padre. Repetir el guion del juego como si aún tuviéramos el control habría sido un suicidio. En cambio, este tiempo pausado de la serie sirve como receta ideal para conseguir lo mismo que pretende el juego en su inicio: que la violenta y abrupta muerte de Sarah nos parta en dos el corazón y nos conecte para siempre con el dolor y luto de Joel.
La introducción de personajes como los vecinos, la profesora de colegio, el relojero y otros seres (ya no NPC, solo extras) muestra que la serie quiere dejar su propia huella en la franquicia y ampliar en lugares a los que un videojuego no le conviene entrar o, simplemente, no necesita para atrapar al jugador. También funciona al revés, porque hay varios compases que un juego debe cubrir para enseñar sus mecánicas que una serie puede saltarse. Precisamente por eso, cuando avanzamos 20 años en la historia, Joel no se va a tiros contra todo el mundo en las siguientes escenas. La serie, a diferencia del juego, no necesita un tutorial de cómo disparar. La gran primera lección de HBO para la industria a la hora de adaptar es clara: el relato puede ser el mismo, el ritmo no.
Ojo, eso no significa que HBO renuncie a los grandes momentos cinematográficos que ofrece el juego. Casi todas las cinemáticas de The Last of Us, por ahora, se han replicado casi uno a uno en la serie. Solo aquellas que pertenecen a espacios más dedicados al apartado jugable que al narrativo fueron eliminadas. Eso sí, cuando una cinemática del juego entra en escena, la serie respeta su jerarquía como toca. No por nada, The Last of Us cambió la manera de hacer guiones en los videojuegos.
En esta estrategia narrativa se nota mucho la mano de Neil Druckmann, guionista y director del juego, que cooperó a la hora de escribir la serie. Él, más que nadie, conoce el ritmo de la historia, la razón detrás de cada camino o cinemática y qué conviene dejar de lado en un espacio sin controles ni arenas de combate. Por eso, aplaudo que la serie se separara del original a la hora de contar la muerte del contrabandista Robert (Brendan Fletcher). En el juego, Joel y su jefa Tess (Anna Torv) van a por él hasta matarlo entre mareas de enemigos y combates que no son verosímiles con una serie. Esos permisos son disonancias ludonarrativas que la serie no necesita. En cambio, HBO cuenta que Joel y Tess encuentran a Robert muerto para poder dedicar más minutos a lo que en verdad importa en la trama: Ellie (Bella Ramsey).
Y debemos hablar de Ellie. Bella Ramsey ya había mostrado su talento como actriz en Game of Thrones, y su trabajo para llevar a uno de los personajes más icónicos del videojuego es no menos que maravilloso. A su manera, es el personaje que mejor recoge lo que ya conocíamos de la versión del juego. Vaya estreno de la británica. El Joel de Pedro Pascal no se queda lejos, y muestra de manera más explícita sus miedos que la versión original. No me atrevo a decir, y no me interesa entrar en esa valoración, si las actuaciones de Pedro y Bella son mejores que las de Troy Baker y Ashley Johnson. Son cuatro maravillosos trabajos y ojalá quienes ahora tienen la batuta puedan mantenerla hasta el final de la serie. Además de ellos, el ejercicio de Torv con Tess y de Parker con Sarah, así como la aparición de Tommy (Gabriel Luna), hermano de Joel, permite ver una cara más profunda de sus personajes gracias al buen aterrizaje que logran los actores y al tiempo de pantalla.
Mención especial merece el personaje de Marlene (Merle Dandridge), pues su actriz es la misma que en el juego. Su poco tiempo en pantalla nos permitió ver una líder guerrillera lista para tomar decisiones difíciles, característica que el juego ya nos mostró de sobra.
Quizá el único lunar que veo está en la escena final, justo cuando llega la gran revelación de la infección e inmunidad de Ellie. La sentí afanada, a contratiempo de lo que había mostrado el guion del episodio. En ese caso, sí extrañé un desarrollo más pausado del conflicto. Es el inicio del nudo, es el golpe en la mesa de la trama para cambiar la historia de todos nuestros personajes. Debió tener más tiempo en la pantalla. En todo caso, por las reacciones de quienes no habían jugado el juego, el gancho parece haber funcionado, así que el poco tiempo para digerir la información no parece haber afectado a nadie.
Poco más que decir de este capítulo. HBO tomó el control y supo jugar un buen inicio de partida. La serie destaca por su atrevimiento en el ritmo y su fidelidad en el relato. Las actuaciones están a la altura de lo que se esperaba del elenco y creo que hablo por todas las personas que vieron el capítulo cuando digo que no veo la hora de prender el televisor a las 9 pm del próximo domingo. No solo me tranquiliza lo que veo, sino que ahora estoy ansioso por averiguar qué más nos puede entregar la serie para ampliar un universo que amo y que cambió mi manera de ver los juegos. GG HBO.

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AndyalHabla – What is the downside to eating a clock? It’s time-consuming.
Tiene buena pinta. Un cordial saludo.