El 25 de mayo de 2023, la desarrolladora Nova-box lanzó su nueva novela gráfica: End of Lines. Debido a su fuerte enfoque en lo narrativo, no podía esperar a probarlo y, luego de jugarlo, vengo a contarles qué pueden esperar de esta aventura.
Sobrevivir en un mundo devastado, una reflexión sobre la crisis ambiental
En End of Lines, te encontrarás con un mundo postapocalíptico, el cual ha sido arrasado por la crisis climática. Tu objetivo es guiar a un pequeño grupo de sobrevivientes mientras buscan un terreno menos hostil. Entre ellos, están Camille, Nora, su hijo Sam y el tío Rafik.
Este videojuego cuenta con mi mecánica favorita: tus decisiones importan. Así, según lo que decidas, podrás perder miembros del grupo e incluso cambiar tu enfoque narrativo. De este modo, el juego te presenta tres líneas principales: el tahouri, la pantera y el león, cada uno representado por Rafik, Camille y Nora respectivamente.

El tahouri simboliza las decisiones enfocadas en la interacción social, la acumulación y el sedentarismo; la pantera evita la confrontación y se sacrifica por otros y; por último, el león tiene coraje y afronta sin temor cualquier situación. Por mi parte, terminé siguiendo el camino del tahouri (sin intención) y, por ende, aunque en principio mi perspectiva era a través de Camille, terminé el juego con Rafik.
Esta estrategia narrativa me pareció muy original y realmente cumplió mis expectativas en lo que se refiere a un “tus decisiones importan”. No solo esto, sino que el juego es relativamente corto, por lo cual es fácil explorar todas las opciones. Mi primer playthrough tan solo tardó tres horas.
Más allá de las mecánicas, también quiero destacar el lenguaje. Es un juego preciosamente escrito con unas reflexiones muy interesantes, aunque a ratos se siente un poco moralista y aleccionador en lo que respecta a la crisis medioambiental. Las declaraciones sobre el exceso y las “pocas personas que intentaron cambiar” terminan sonando como un lugar común e individualizante cuando se trata del cuidado medioambiental, no obstante, un factor que sí destacaré es la visión de Sam: un niño que no conoce el pasado, pero puede ver fantasmas. Sus diálogos son particularmente reveladores, gracias a que falta ese factor de nostalgia y se nota bastante resiliencia.

Igualmente, el cuidado estético no se limita a lo escrito, visualmente es un espectáculo. Las ilustraciones son pintadas a mano y los esquemas de colores capturan muy bien el inclemente calor del desierto o el frío de las montañas. Sin ser un dibujo realista, tiene un estilo único.

Además, el sonido logra envolverte en la escena. Las novelas gráficas son juegos que requieren mucha menos interacción que otros géneros, por lo cual considero que es importante generar una atmósfera cohesiva que atrape al jugador en la narrativa y End of Lines lo consigue.
Teniendo en cuenta todo esto, Pixo le da un 8 de 10. El juego es una apuesta interesante, especialmente en lo que se refiere a temáticas socialmente relevantes. Le quito dos puntos por caer en lugares comunes y moralistas a ratos.

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