Filthy Animals: Heist Simulator, reseña: cuando una mala mecánica daña todo

Soy un fanático de los party games. Me encanta esa idea de reunir a amigos y familiares a jugar y pasar un buen rato con el caos. Por eso cuando surgió la posibilidad de reseñar Filthy Animals: Heist Simulator, fui el primero en levantar la mano… y me arrepiento.

La idea de este juego es buena. Toma conceptos de Overcooked y Moving Out para presentar un gameplay en el que hay que entrar a un lugar y robar objetos, cumpliendo algunas misiones intermedias. 

Un concepto que cumple en algunos aspectos, pero que tiene un problema gigante: su mecánica principal no está bien diseñada y ahí se derrumba todo.

No entendí bien la película…

Sé que los juegos de este estilo están diseñados para el caos y que el desorden de lo que sucede en pantalla es el motivo de diversión. Overcooked hace que tengamos que dar órdenes en equipo mientras todos hacen lo que quieren y en Moving Out hay que saberse mover para cumplir con el trasteo lo más rápido posible.

Pero en Filthy Animals: Heist Simulator no supe cuál era el objetivo. Si bien los niveles están bien desarrollados y cumplen con escenarios que presentan un reto, la forma en la que se cogen los objetos no funciona bien.

Los desarrolladores optaron porque esta mecánica se ejecutará con el stick derecho, inclinándola para direccionar los brazos del personaje. El problema está en que esto se ejecuta mal, los personajes toman los objetos automáticamente, los movimientos no son precisos y por más que uno intente acostumbrarse, el caos no termina siendo divertido.

Si bien el juego no tenía problemas de rendimiento o bugs graves, mover los brazos de un personaje con el stick no es cómodo porque no es una acción ‘natural’ y se siente torpe… y si esa era la idea del juego, no les resultó bien.

La idea de estos juegos es que lleguen un par de amigos o familiares, que quizás no juegan videojuegos habitualmente, tomen el mando y entren rápido en la dinámica del gameplay. Pero en Filthy Animals esto es imposible, porque agota ver que el personaje en pantalla no haga lo que se supone debe hacer.

Esto derrumba lo bien que hay en el juego, porque si la mecánica principal no está pulida, el humor pasa de largo, los niveles se hacen pesados y los objetivos difíciles de cumplir. 

No todo está perdido

Es curioso que Filthy Animals: Heist Simulator tenga la palabra ‘Simulator’ en su título porque no es un simulador de robos. Pero es un dato más que seguro, servirá de lección para el futuro. 

A pesar del mal diseño de su mecánica principal, este juego tiene cosas interesantes para destacar. Una de ellas es una opción que permite que antes de ingresar a una misión se elijan los objetivos a cumplir, esto le añade un elemento de rejugabilidad interesante a cada nivel.

Además, no siempre el objetivo va a ser robar dinero, sino que a medida que se avanza hay otros elementos importantes que se deben tomar.

Pero hasta ahí. Filthy Animals: Heist Simulator no es un juego que recomiendo si estás buscando una experiencia party game para disfrutar con más personas. En el mercado hay mejores opciones, con mejor humor y mecánicas. Por eso un 3 sobre 10 es más que suficiente.

¡@JuandGames_, good game!

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