Junio del 2000, recién pasábamos el susto del Y2K, mi hermana peleaba con mi mamá porque no la dejaba vestirse como las Spice Girls, mientras que yo en mi habitación ponía de cabeza mi vieja PlayStation ya que así era la única forma que leyera los juegos.
Como anécdota personal y contexto para el siguiente párrafo, te cuento que una vez le dije a mi papá que si podíamos cambiar un saco que me había regalado, pero no fue por gusto, sino porque me quedó pequeño. Y pues eso genero un malestar en él, o como diríamos en Colombia, se “emputo”. Así que, a partir de ese momento, me daba dinero en cumpleaños y navidades. Porque al niño nada le gusta, entonces que se lo compre él.
Así que como había cumplido años días atrás y quería agrandar mi colección de juegos, le pedí que me llevara a San Andresito, un lugar aquí en Bogotá, donde aún venden muchos videojuegos. Obviamente para esas épocas donde yo hubiese dicho a mi papá que un juego valía 150.000 pesos (60 dólares) sería causal de un calvazo nivel Saiyajin fase 3. Así que mi consola estaba pirateada, pero eso era antes, si no me crees mira mi Instagram y sígueme de paso. 😉
Después de comprar un par de accesorios y juegos, vi en un local que estaban llegando muchos juegos de caratula blanca, así que fui a mirar, el juego en cuestión era Marranos en Guerra, me dio curiosidad y lo compré.

La historia es muy sencilla, un ejercito enemigo llegó a la isla Bellota y pues es nuestro deber liberarla del invasor. Así que tomaremos el control del ejercito local y deberemos llevarlo a la victoria. Habían varios equipos para escoger, mis preferidos los rojos de Cerdostroika.
Hijos de Gran Bretaña Equipo enemigo final Marranitos Franchutes Salchichas Frankfurt
El modo de juego me sorprendió bastante para lo que se ofrecía en la época, eso de los turnos temporizados me pareció estupendo porque me ponía a pensar cada movimiento. No había jugado Worms para ese entonces, todo era nuevo y fresco para mí, las armas, la mira, la estrategia, todo era una ruleta de emociones con ese disco de 4000 pesitos (2 USD)
Cuando llegó la hora de subir de rango a mis marranitos, la emoción creció, ya que había soldados que me parecían mejores que otros y subirlos de rango era un gozo, mis preferidos eran el espía y el médico, aunque también estaban el ingeniero y el zapeador, pero eran carne de cañón para proteger a mis mejores elementos.

El fin de semana después de la compra llegó mi sobrino, él es mayor que yo, así que siempre ha sido raro ser tío de alguien más grande que uno. Cuando vio el juego, me voltio a mirar con una cara de: “Le voy a pegar una atendida, que se va a acordar toda la vida”. Me dijo que jugáramos que el juego era para dos.
Me di cuenta que aquí no vale la edad, estrategia pura es lo que se necesita para ganar en Marranos en Guerra, él al ser un poco visceral se abalanzo como loco y sus marranos cayeron como piedras ante mi técnica. Después de varias derrotas se aburrió, pusimos el Pro (International Superstar Soccer Pro 98, el que tenía al Pibe Valderrama en la portada) y obviamente me gano mil veces.
Después de la visita, seguí con mi nuevo juego favorito, descubrí que había un equipo secreto, volví a jugar el modo historia varias veces y me ponía retos personales como no dejar que nadie muera, solo utilizar un marrano o que no me hicieran daño, este último ni en el tutorial pude, jajajajaja.
Meses después, me di cuenta que le había sacado el mayor provecho a Marranos en Guerra y volvería a los RPG, que siempre han sido mi genero favorito. Aquí termina mi relato, espero que te haya gustado, pero me gustaría saber si también lo jugaste en aquellas épocas o lo estas jugando actualmente. Déjame tu comentario y si tienes alguna historia de #ThrowBackThursday escríbeme a mi Twitter y serás parte de esta sección.
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