A Juggler’s Tale, ¿cuánta magia cabe en un teatrino?

Nos hemos acostumbrado a que toda buena historia muchas veces inicie con la voz aguardentosa de algún bardo o anciano que pasa su vida en una posada en medio de la nada, hemos visto ese recurso en películas y videojuegos, y, definitivamente, sabemos que funciona. Por lo tanto, y como bien saben los lectores de la página, La Vida es un Videojuego es un equipo de tradiciones: nos gusta la cerveza fría, la tele fuerte y (ya saben cómo termina la referencia) los juegos independientes con una alta carga artística. Volviendo al tema, esta técnica vuelve a ser usada en el último juego de kaleidoscube, distribuido por Mixtvision Games, lanzado para PC, PlayStation, Xbox y Switch, en donde seremos espectadores y partícipes de una mágica historia. Así bien, hoy te traigo las primeras impresiones de A Juggler’s Tale.

Un mundo vivo en un pequeño teatro

Empecemos entonces por la parte que nos llama de entrada, el increíble apartado gráfico. En los primeros minutos del juego estaremos inmersos en el mundo proyectado a través de un pequeño teatro de marionetas. En este punto, la historia nos pondrá como titiriteros de la pequeña Abby. Quiero destacar aquí, que el diseño de los personajes es excesivamente sencillo, lo que hace que estos no encajen del todo con los escenarios, de hecho, nuestra protagonista ni siquiera tiene ojos o boca, por lo que la expresión de la misma se pierde en muchas fases del juego que deberían subirte a tope. Por otro lado, el diseño de los niveles es el acierto más grande, cada nivel empieza con un escenario de utilería que pareciera hecho de cartón, pero, a medida que avanzamos, como si nuestra imaginación se adaptara, cambia; convirtiéndonos en testigos de paisajes bellísimos, caminando y corriendo entre pueblos renacentistas o praderas iluminadas por el sol de la tarde, incluso, cerca del final del juego, podremos apreciar el mar y el reflejo de la luna en las aguas turbulentas. Por último, y como fino detalle, los personajes que aparecen en escena tienen hilos, los cuales nos permiten siempre recordar que se trata de una obra de títeres.

Ahora, la música es totalmente atmosférica, sin embargo, es ese último empujón que se necesita para meternos de lleno al mundo de la pequeña Abby, permitiendo que los paisajes sean más vivos, la alegría sea más colorida y que los momentos cumbres en la historia nos emocionen más. Sin dejar de lado la magnífica canción de los bandidos a mitad de la obra.

Los hilos se enredan un poco

Le he puesto así a esta sección porque, si bien, uno de los aspectos más destacables ha sido la parte artística, su jugabilidad se queda bastante atrás. A Juggler’s Tale es un juego de desplazamiento lateral, en el que avanzamos por diferentes escenarios, para ello tendremos que resolver uno que otro acertijo y sortear los obstáculos que veamos. Sin embargo, lo único que puede hacer la pequeña Abby es brincar e interactuar con objetos, así es, solo usamos dos botones en toda la aventura. Lo que hace que la mecánica del juego se quede rezagada en relación a los otros aspectos del mismo.

Cabe destacar, que durante la partida los hilos de nuestro personaje influyen directamente en la jugabilidad, por ejemplo, el narrador estará dispuesto a sacar a la niña de problemas con un simple tirón de cuerdas, o también, que algunas zonas nos sean de difícil acceso, ya que los hilos se pueden enredar en las estructuras, quitándole libertad a nuestro movimiento. En resumen, si bien normalmente alabo la sencillez en torno a la jugabilidad de un título, debo decir que, teniendo estos elementos tan únicos, como poder interactuar con los hilos o crear un mundo tan vibrante, se exagera en la simplicidad de las mecánicas y se pierde una brillante oportunidad.

Yo soy mi propio titiritero

El argumento en torno a A Juggler’s Tale utiliza todos los elementos en pantalla a su alcance, pues no es una historia que está desligada de quien la ve y quien la recita. Nosotros como espectadores influimos en que la pequeña Abby pueda escapar de su destino, un destino que ha sido fijado por sus hilos y que el burlón narrador no se atreve a cambiar. Esto hace que el juego nos mantenga entretenidos por el poco tiempo que dura la aventura, lo cual definitivamente, es una desgracia (su corta duración).

También, aquí podemos llegar a profundizar si toda la historia estaba planeada y todos los personajes conocían su papel en el mundo, o si, por el contrario, la intransigente Abby logra escapar de lo que la mantiene atada y se atreve a vivir su propia vida. Esta respuesta solo la puede responder quien se atreva a probar este título y ahonde en el concepto de si los hilos son los que dan la vida a las marionetas o buscan subyugarlas a la voluntad del titiritero. En conclusión, este es un juego que destaca principalmente en la parte visual y narrativa, pero que se queda ahí, a medio camino, pues definitivamente, era una idea con un gigantesco potencial.

Ahora cuéntame, ¿has probado A Juggler’s Tale? ¿Te gusta el teatro de títeres? ¿Crees en el libre albedrio o estamos regidos por un determinismo absoluto? Déjame tus respuestas aquí abajo o en Facebook, Twitter e Instagram, por locas que parezcan.

Calachoowie te dice, see you space cowboy…

Nota del editor: La actual reseña se realizó con una copia digital de A Juggler’s Tale para PlayStation 4, recibida por Mixtvision Games.

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