Corre el año 1518, despiertas en la humilde casa de unos campesinos en Baviera, sales de ahí rumbo a tu trabajo de escribano y artista en el monasterio de Keirsau, que queda en la parte norte del pueblo. En el camino te encuentras con los amables aldeanos que habitan esta pequeña parte del Sacro Imperio Romano Germánico, y de sus bocas normalmente salen buenos deseos y bendiciones. Con una sonrisa en el rostro aprietas el paso, pues de nuevo se hace tarde debido a tu recurrente necesidad de exploración, ignorando que se está desarrollando un siniestro que involucrará a todos los habitantes de este remoto pueblo alemán, poniendo a prueba tu sapiencia y perspicacia, la misma de un polímata renacentista, que nada tiene que envidiar al ya anciano Leonardo Da Vinci. Este es el espectacular contexto ofrecido por Obsidian Entertainment para su más reciente título lanzado en el ecosistema Microsoft, sin más preámbulos, La Vida es un Videojuego te trae las primeras impresiones de Pentiment.

La belleza de las miniaturas
En primera instancia, nos toparemos de frente con un juego que desborda una estética inconfundible, pues usa de inspiración a los libros ilustrados durante la Edad Media. A saber, a este tipo de pinturas se les conoce con el nombre de miniaturas o iluminaciones y, de hecho, alcanzaron su máximo esplendor hacia el siglo XVI, año en el que se desarrolla la historia que hoy nos atañe. La trama se va contando como si leyéramos un antiguo manuscrito, en donde cada transición de escena se acentúa con un cambio de página y las consultas que hagamos en nuestro glosario se destacan con bordes ilustrados y letras estilizadas en latín.

El juego no posee voces y los diálogos se realizan a través de globos de texto que aparecen en las cabezas de cada personaje; según quien esté hablando, la caligrafía tomará X o Y forma, mostrando un tipo de letra determinado. Por ejemplo, los campesinos usan una tipografía sencilla, que parece estar escrita con plumas de ganso; los monjes y monjas usan en cambio la siempre distinguible letra gótica; o el impresor del pueblo usará tipos móviles que parecen prensarse en los globos de texto, imprimiendo sus diálogos. Conjuntamente, en varias ocasiones lograrás percibir palabras mal escritas que se corregirán automáticamente una vez terminada la frase: el escribano notaba su error y lo arreglaba directamente sobre nuestra pantalla (el sueño de @SoloSoyUnGamer). Esto agrega un detalle asombroso, que nos hace sentir dentro del manuscrito, leyendo en vivo durante siglo XVI.

Por otro lado, tenemos la música que, obviamente, tiene ese carácter de siglos atrás. Compuesta por Alkemie (una agrupación especializada en música medieval), promete que terminemos totalmente transportados a la antigua Baviera, además que esta es históricamente precisa, temporal y espacialmente; por lo que es un gran acierto que en este aspecto se haya prestado atención. Agregando esos matices transicionales usados en el juego, mostrándonos un pueblo que está en esa delgada línea entre la Edad Moderna y la Edad Media, permitiendo combinar todo de forma magistral y ofreciéndonos una verdadera obra de arte.
Tus pensamientos, tus decisiones
Pentiment es una aventura narrativa y es vital que tengas esto presente cuando te aproximes a él, pues no está hecho para ofrecerte acción por montones, sino más bien una historia muy bien contada, en la que sentirás que tus decisiones afectarán a mediano y largo plazo la trama del título. Así es, el juego se centrará en múltiples conversaciones con todos los habitantes del poblado y a medida que avanzas notarás que ciertas respuestas empiezan a influir en el comportamiento de los personajes para bien o para mal.

Al principio de la aventura incluso podrás establecer el trasfondo del protagonista, su pasado de comerciante, artesano o juerguista; sus estudios en torno a la astronomía, el ocultismo, o la retórica; logrando cambiar las opciones de respuesta en nuestro simpático artista, ya que, bien sabemos, las decisiones de nuestro pasado influirán a lo largo de nuestra vida, concepto recurrente en el título.

A su vez, contaremos con unos pocos minijuegos y acertijos, para acompañar la elucubrada conspiración que se está generando en este lugar, donde obviamente encontraremos mensajes encriptados, posiciones contradictorias y hasta pasadizos secretos. Todo lo anterior abordable desde diferentes ángulos, debido a que es posible encontrar respuestas desde enfoques disímiles, haciendo que muchas veces el juego se adapte muchísimo a nuestra personalidad o la que le hayamos proferido al maestro Maler.

Carpe diem
Platicar sobre el renacimiento y prominentes artistas mientras hablo en latín deja a otro nivel esta reseña, pero solo estoy fanfarroneando. Aunque el uso de esta locución latina no lo hice al azar. Me explico, la trama de este título nos pondrá en la piel del maestro Andreas Maler, un prominente artista que trabaja en un encargo para el monasterio de Tassing, un poblado alemán alejado tanto del obispado de la capital del Imperio como del papado de Roma, lugar perfecto para que se lleven a cabo oscuras maquinaciones entre los miembros más prominentes de la comunidad.


En este contexto será asesinado un polémico Barón, con quien se entabló amistad justo un día antes y quien no fue capaz de guardar silencio sobre Martín Lutero en una comunidad fuertemente católica, o mantener los pantalones arriba, incluso frente a las monjas; por lo que enemigos no le faltaron. En medio de este caos, se culpa circunstancialmente a uno de tus mentores, el hábil y anciano monje, Piero. En consecuencia, depende de nuestro simpático Andreas revelar al verdadero culpable antes de tres días, pues para entonces el archidiácono emitirá veredicto, uno en el que el viejo amigo de Maler no saldrá bien librado. Esto me lleva a recordar a la obra de Umberto Eco, El Nombre de la Rosa, en la cual, Guillermo y Adso deberán resolver las extrañas muertes de varios monjes en una abadía ubicada al norte de Italia; es aquí que se hace evidente la gran inspiración para Pentiment, pues coinciden en diferentes aspectos y destaca el trasfondo histórico en ambas obras.

Si bien, Pentiment es un juego principalmente narrativo, hubiera deseado un poco más de acertijos, para hacerlo mucho más entretenido. Sin embargo, su historia está muy bien llevada y sigue siendo igual de atrapante, es más, todo el título parece un gran puzle en sí mismo y te hará replantearte tus teorías y postulaciones varias veces a medida que avance. Artísticamente es una excelente obra, sin bache alguno, destacando el desplazamiento lateral y la exploración por Tassing, lo que evita que se haga excesivamente monótono y te dejes llevar por cada detalle revelado en las conversaciones que sostengas. También, he de aclarar que es un videojuego para quienes disfrutan específicamente este género, pues se siente muy de nicho, ya que, a quienes no les atraiga la lectura o la historia, terminarán desechándolo rápidamente. Por el contrario, si son amantes de esta disciplina, al igual que su servidor, lo encontrarán terriblemente atrapante, de hecho, aprendí bastantes conceptos, datos y palabras gracias a este título, que llega gracias al gran estudio Obsidian Entertainment, el cual siempre muestra su gran talento multidisciplinar, al igual que los maestros renacentistas.

No me queda mucho más tiempo, pues el anciano Piero será ejecutado si no actúo con presteza, por tal razón, debo dejarte hasta aquí. Antes de irte, respóndeme, ¿qué otras aventuras narrativas conoces? ¿Ya probaste Pentiment? ¿Consideras las ideas de Lutero revolucionarias e importantes? Déjame tus respuestas aquí abajo en los comentarios o en Facebook, Twitter e Instagram, pero ten cuidado con lo que escribas, podrías ofender a la persona equivocada.
Calachoowie te dice, see you space cowboy…