Todo es oscuridad, navegas a corriente siguiendo a tus congéneres, viendo como la vida les transcurre con tanta facilidad y sin cambios, por el contrario tú, te detienes en el paisaje y cuando te das cuenta, quienes te acompañaban ya no están contigo… Terminas en un remolino de tristeza y soledad del cual es muy difícil salir, un camino del que pocos emergen sin ayuda y muchos siguen atrapados. Seguramente pienses en la palabra depresión cuando leas estas líneas, tal vez te hayas sentido identificado, pero estoy relatando solo el principio de lo que se nos presenta en The Last Campfire, un juego independiente desarrollado de forma magistral por Hello Games, lanzado para PlayStation 4, Nintendo Switch, Xbox One y PC, un juego que se atreve a ir más allá e implícitamente nos recuerda lo cavernosa que puede llegar a ser nuestra mente.

La representación de la esperanza
El primer detalle que destaca, es el bello trabajo artístico, pues cada parte parece sacada de un cuento pop-up, de esos que nos encantaban de niños, en donde las figuras emergían cuando abríamos las páginas. En este cuento se nos permite controlar a Ember, una pequeña que nos encantará por lo tierna que es. Con ella recorreremos diferentes paisajes y caminos, entre bosques otoñales con hojas rojas cayendo lentamente sobre nosotros y ruinas que recuerdan nostálgicamente tiempos mejores, deslizando la paleta de colores entre la calidez y el frío, como explicándonos de forma tácita de que va ir el juego y que sensaciones nos hará sentir en cada paso que demos.

De igual manera, el apartado musical es una delicia, que acompaña la aventura de forma natural, logrando su cometido principal, pues nos hace sentir las emociones que específicamente querían hacernos sentir, lo que nos permite fluir entre la melancolía y la jocosidad, haciendo que el mismo juego sea más llevadero e, inevitablemente, más mágico. Esta estuvo a cargo del grandioso Paul Weir, quien destaca por su excelente trabajo en más de 40 juegos, incluyendo el ya conocido No Man’s Sky. También quiero resaltar las colaboraciones realizadas por Josh Garrels y LAMB, dándonos canciones increíblemente emotivas.
Cada alma es un puzle
Aunque este subtítulo pueda tomarse de forma metafórica, la jugabilidad nos mostrará que literalmente el juego funciona de esta forma; avanzamos resolviendo puzles, ayudando a las almas en pena que nos encontremos en nuestro camino, para ello dispondremos de sencillas habilidades, como cargar objetos o mover manecillas y palancas, que abrirán nuevos caminos o nos permitirán retroceder y alcanzar lugares que habíamos pasado por alto. También dispondremos de un cuerno musical (aerófono), que nos permite mover objetos específicos, más grandes que la misma Ember; estos emiten una luz azul pálida para reconocerlos y brindarán a los acertijos ese toque mágico que tanto caracteriza al juego.
En el transcurso del viaje nos encontraremos a varios personajes de lo más carismáticos, incluso aquellos que se burlan de nuestra tierna protagonista, algunos de ellos nos permitirán ayudar a otras almas en pena una vez los hayamos ayudado. Así transcurrirá nuestra aventura de una forma sencilla, recordándonos la importancia de las cosas simples y como a través de estas tendremos una excelente obra. No está de más señalar que recuerda un poco a Moss en cuanto a jugabilidad, por lo tanto, no estaría mal que nos regalarán un port a VR en el futuro (lo volvería a jugar con gusto).
Las ascuas arden sin dar llama
Como he expresado más arriba, The Last Campfire se atreve a mostrarnos de forma implícita la depresión, y es que todo el juego está lleno de simbolismos entorno a las personas que caen en ella y de qué forma salen también de ese horrible lugar. El viaje nos llevará a través de cuevas y pantanos, en los cuales encontraremos a almas en pena, cada una con una historia de fondo, que muestra qué la llevó a convertirse en piedra, y cómo a través de nuestras acciones rompemos la fría roca y lo que representa; hallaremos almas solitarias, que solo necesitaban un amigo, o a alguien que escuchara. En las conversaciones podemos evidenciar el miedo a los cambios y lo difícil que puede ser asumirlos, de la misma forma podemos entender como la permanencia en un solo lugar también puede llegar a oscurecernos, ya que no arriesgarse, es también morir un poco cada día.

Por lo tanto, Ember, palabra que en español se traduce como ascua, representa la esperanza, ya que devuelve a la vida a las almas en pena que se perdieron en el camino, pero incluso con este objetivo claro, habrá algunas que se nieguen a aceptar ayuda y que conociendo su estado, por elección, decidan seguir así, haciéndonos entender que no podemos ser héroes de todo el mundo y que hay caminos que se deben recorrer solos.


Para finalizar, solo puedo decir que The Last Campfire ofrece un viaje divertido si lo miras superficialmente, pero si te atreves a ir más allá, tendrás una sensación de paz y nostalgia si logras conectar con alguna de las historias que allí se presentan. Bien decía el sabio zorro: lo esencial es invisible a los ojos.

Ahora cuéntame ¿has tenido la posibilidad de jugar esta aventura? Déjame tu comentario aquí abajo o en Facebook, Twitter e Instagram.
Calachoowie te dice, see you, space cowboy…