Hay historias de amor que incluyen misterios que ni el tiempo puede explicar. Y en esta los videojuegos tienen un papel que quizás nunca los protagonistas nos hubiéramos imaginado, porque gracias a ellos entendimos mejor al amor de nuestra vida.
Los videojuegos me ayudaron a comprender a mi pareja como muy pocas cosas lo han hecho. Fueron importantes para saberme comunicar, a conocerla, a entender que hay roles que cambian, que la paciencia es parte de una relación y que sin ella yo no podría llegar al final de mi historia, porque es la otro mando que me ayuda a ser feliz, a conseguir mis sueños, a saltar obstáculos y a luchar contra los jefes más difíciles.
Danna, Danhiugg, esto es para ti…
Cocinando y enamorándonos
Cuando conocí a Danna hablar de videojuegos era un tema extraño de tocar, yo toda mi vida jugando y ella contaba con pocas experiencias que le gustaran tanto como a mí. Así que fue algo en lo que me empezó a escuchar y a intentar aprender: el día de mi cumpleaños me regalo una figura de Kratos y me dijo: ‘no sé si te guste’. Mientras yo la miraba como si tuviera 5 años recibiendo mi primera bici.
Cuando estábamos empezando a ordenar todo para irnos a vivir juntos (porque es una relación que fue a mil por hora), pasábamos pocas horas jugando. Danna no había tenido tanta exposición a los juegos así que esa coordinación, que para mí es natural, le costaba más. Por lo que decidimos arrancar por Super Mario Party y Conduct Together!, dos juegos base para dominar el control e ir entendiendo la dinámica de lo que pasa en pantalla.
Nos fue bien. Aunque claro, hubo la pelea porque le robé una estrella y es algo que todavía no me perdona…
Así que fuimos probando otros juegos hasta que llegó Overcooked. Danita es una amante a la cocina, es su momento de relajación y cada día logra sorprenderme con algo que parece ‘normal’ pero que enamora el estómago.
Es un juego que requiere de mucha comunicación, de moverse rápido y ver el orden de los pedidos. Al principio costó, pero mientras pasaban las partidas y nos equivocábamos, ambos fuimos entendiendo que con calma lograríamos jugar mejor y tener un tiempo único para ambos. Y lo logramos.
Danna es una crack para jugar Overcooked. Después de sufrir porque todo parecía un caos, ahora se mueve como nunca por cada escenario, se ordena para cumplir con los pedidos y cada uno tiene voz de mando cuando se necesita. Aunque sigue odiando que yo corra y la empuje, porque jugando soy una persona con poca paciencia, muy diferente a lo que soy en la vida real. No todo es perfecto y eso es genial.
Overcooked se convirtió en un momento celestial para nuestra relación. Pasamos muchas tardes jugando e intentando acumular las cuatro estrellas de cada nivel. Y aunque yo me cansaba, Danna me motivaba para intentarlo una y otra vez. Se enamoró de los videojuegos y yo caí ahí.
Unravel, el juego de las almitas
Con el juego de la ‘cocinita’ dominado quise llevarla a un género que sabía le iba a costar, pero que yo presentía la íbamos a pasar bien: las plataformas. Con Unravel Two hemos vivido los momentos de mayor comunicación de nuestra relación para trabajar en equipo. Tener una hija ha implicado sacrificios y a veces omitimos momentos en los que solo con mirarnos entendemos todo, pero la palabra y la escucha también son claves y este juego nos ha ayudado mucho sin darnos cuenta.
Para Danna no es fácil manejar los momentos de salto justo y este juego requiere de mucho balanceo para ir pasando cada nivel. Pero su experiencia con los juegos anteriores que ya había dominado, le ayudaron un montón para adaptarse. Con amor fue escuchando lo que le decía para saber los momentos en los que debía saltar y soltar cada botón.
Mientras que yo he aprendido a tener la calma para resolver los puzles. Ella tiene una mente más abierta en ese caso y encuentra los caminos alternos que yo por el afán no veo. Y así nos complementamos.
En medio de todo esto ha habido momentos en los que los niveles se hacen difíciles y parece que vamos a soltar todo. Pero intentarlo muchas veces nos abre caminos y nos llena de ganas para hacerlo una vez más, hasta que llegamos al punto de guardado, respiramos y seguimos adelante. Y ojalá así sea después del 13 de agosto (día en que nos casamos).
Esto nos ha ayudado a construir una mejor comunicación en el día a día. Cuando tenemos que hacer algo en la casa cada uno entiende sus roles y sabe en lo que es bueno, además de comprender que podemos dejar ir algo y que el otro lo haga. Aunque los momentos de terquedad no faltan y a veces cada uno muere con la suya.
El amor que nunca pensé tener
Seguramente Danna jamás pensó que la persona con la que ella quería pasar el resto de su vida la pondría una tarde a jugar videojuegos y que siguieran de largo hasta la madrugada. Y yo tampoco pensé que encontraría mi player 2 ideal, que sufre con shooters y nunca jugará FIFA conmigo, pero que es capaz de llevarme a otros géneros para que pasemos tiempo juntos, que aprendamos del otro en un entorno en el que seguro muchas parejas jamás lo intentarían y que amemos que Victoria (nuestra hija) se vuelva loca porque jugamos y no la incluyamos (apenas tiene un año).
Así que cuando te digan que los videojuegos no te van a ayudar a conseguir el amor, no les creas (pregúntale también a @Relict King). Cuando te digan que los videojuegos te hacen una persona solitaria que no sabe comunicarse, ignóralos porque a mí me ayudaron a entender a mi esposa. Y cuando te digan que cuál es tu videojuego favorito nombra la saga que cambió tu vida, porque yo les diré que cualquiera en el que estés jugando conmigo, Danna.
¡@JuandGames_, good game!