Ya han pasado más de 26 años desde que nuestro fontanero favorito dio el salto de las plataformas en 2D a un mundo hecho totalmente en tres dimensiones. Super Mario 64 fue todo un hito en su época, debido a que sentó un precedente único para todos los títulos que vendrían después, en donde el control de la cámara sería supremamente importante en la exploración de los escenarios. En medio de este grandioso juego, muchas personas empezaron a investigar hasta dónde podía llegar el bigotudo, probando saltos, corriendo, realizando acrobacias e incluso, descubriendo los límites de la moral: Mario podía cargar objetos y nuestra mente se envenenaba cuando se nos daba la oportunidad de llevar entre las manos al pequeño polluelo, ese que quería ver a su madre; <<solo por curiosidad>> o <<quiero ver qué sucede>>, eran las palabras que aparecían en nuestras cabezas antes de lanzar al vacío al pobre pingüinito.

Todo esto sucedía en el contexto de una sencilla misión, en la cual la señora Pingüino nos pedía buscar a su hijo; una vez lo encontrábamos había que entregárselo a su madre, y, como si de un mantra se tratase, todos recibíamos la estrella para luego robarnos al polluelo y lanzarlo por el precipicio, alimentados por una enfermiza curiosidad.

Y por si no fuera suficiente, este año se estrenó Mario + Rabbids: Sparks of Hope para la Nintendo Switch. En este juego de estrategia por turnos también se nos asignan misiones para conseguir Sparks, los cuales son la graciosa fusión entre los destellos de Rosalina y los Rabbids. Así bien, en el segundo mundo de esta mágica aventura, se nos da una misión que desde el primer instante va a hacernos recordar lo que ocurrió en el año 96; ahora, en esta nueva entrega, debemos localizar a tres pingüinitos y llevarlos a su barco.

Por esa razón hago esta nota, compañeros, es una carta de confesión para librar mi mente de culpas: lo hice de nuevo, ¡lo lancé al vacío y me reí en el intento! No fue una vez, sino al menos tres (cuatro, ya que tenía que grabar el clip que verás a continuación) y lo disfruté; hice que Mario volviera asesinar a ese pobre e indefenso pingüino y todo para calmar mi hambre de nostalgia.
¡Bueno ya! Basta de dramas, debo aceptar que fue demasiado gracioso rememorar ese momento y bien sabemos que Nintendo y Ubisoft lo hicieron a propósito, nos pusieron una jugosa referencia y caímos redonditos (más el pingüino que nosotros). No hay mucho más que decir, solo destacar lo genial que es poder encontrar easter eggs y lo mucho que he disfrutado esta entrega de la saga Rabbits.


Antes de irte, respóndeme, ¿lanzaste al pingüino en Super Mario 64? ¿Sabías que también se podía hacer en Mario + Rabbits: Sparks of Hope? ¿Es que no tienes conciencia? Déjame tus respuestas aquí abajo en los comentarios o en Facebook, Twitter e Instagram.
Calachoowie te dice, see you space cowboy…
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