Hablar de un nuevo juego de Resident Evil siempre será para mí una experiencia nostálgica. Recuerdo que, por allá en el año 2000, más o menos, estaba loco por la Nintendo 64. Le insistí tanto a mis padres que, aunque me la prometieron esas navidades, al final me tocó conformarme con un Monopoly y un dragón que armabas con ladrillos, de una de las tantas imitaciones de Lego. Aún así, me lo pasé genial con ellos y la fiebre de la Nintendo 64 se fue enfriando. Al pasar el año, me enteré de la existencia de la Nintendo GameCube, la sucesora de la flamante 64, convirtiéndose en mi nuevo objeto de deseo. Nuevamente, si mis padres no pudieron comprar la 64, mucho menos la GameCube, así que recurrí a la vieja confiable: pedírsela a un familiar en Estados Unidos. Pero mi plan no salió como esperaba ya que a mi tía le parecía excesivamente costosa, así que me planteó dos cosas; o me mandaba una PlayStation o me mandaba al carajo. Por obvias razones, escogí la PlayStation. A pesar del poco ánimo, gracias a un buen amigo de la infancia que hoy no está con nosotros, me hizo ver que la consola no era tan mala como pensaba. Digo, no tenía Mario ni Zelda pero en su lugar había Tekken 3, Syphon Filter o Resident Evil 3, el juego favorito de él.

Por tal razón, aunque traté de jugarlo con el mayor entusiasmo posible, los controles se me hacían demasiado abstractos y Jill, la sexy protagonista, parecía más bien un trompo en mis manos; era incapaz de comprender el concepto de controles de “tanque” así que mis partidas acababan siempre en el punto de inicio. Por suerte para mí, al ver jugar a mi amigo con absoluta destreza, esquivando hordas de zombies y disparándoles con una recortada, mejoró la perspectiva que tenía sobre del juego y me propuse a mejorar mis habilidades, simplemente no podía creer que me estuviera perdiendo tanta diversión por ser “manco”;no obstante, al llegar a la estación de policía, no quise volver a tocar el juego (al menos por un tiempo) porque encaré al protagonista de mis pesadillas infantiles: Nemesis, el enemigo más emblemático de la serie.
Hoy, 21 años después del lanzamiento del juego original, la tercera entrega recibe un tratamiento similar al que tuvo la aventura de Leon y Claire el año pasado, y bajo el desarrollo de M-Two Inc., nos ponemos de nueva cuenta en los zapatos de la Master of Unlocking por excelencia, así que agarra munición para nuestras Magnum y un par de hierbas verdes, porque esta es la reseña de Resident Evil 3 (2020).
Un inicio familiar pero a la vez diferente

Si te preguntaste el porqué Jill salía despedida por una explosión en el inicio del original, te cuento que en el remake te lo explican perfectamente. Durante un pequeño tutorial en primera persona que rememora muy bien la experiencia de Ethan Winters en la séptima entrega, visitamos el espacio más intimo de la señorita Valentine: su apartamento. Pero lejos de pasarla bien y tomar unas copitas mientras charlamos tranquilamente, vemos que en cada una de las esquinas hay documentos, fotografías y todo tipo de pruebas que implican a Umbrella Corporation como la culpable del incidente ocurrido en la mansión hace un par de meses. Es obvio que Jill no supera el trauma de haber perdido a muchos de sus compañeros y está dispuesta a detener a los culpables cueste lo que cueste. Debido a este cabo suelto, Umbrella envía desde Francia a su nueva arma biológica, Le Némesis, una criatura humanoide de más de dos metros de altura y con una extraña afición a la astronomía, digo ¿entonces por qué solo dice S.T.A.R.S (Estrellas)? Mmmm… chiste malo.
Una vez salimos “volando” del lugar, lo primero que nos llama la atención es la solvencia del RE Engine al mostrar en pantalla todo tipo de efectos, explosiones, NPCs, partículas sin apenas resentir los casi constantes 60 fps en consola, aunque la plataforma en la que lo jugué (un PS4 Pro), parecía más bien un turbo jet a punto de despegar. Retomando la parte gráfica, el juego luce sencillamente fabuloso, siguiendo la estela del Remake del 2 y mejorando las carencias en cuanto a algunas texturas que tenía la séptima entrega. Los escenarios son amplios sin llegar nunca al nivel de un mundo abierto, aunque tampoco lo pretende; son lo suficientemente extensos para explorarlos sin ser demasiado grandes como para perderte. En estos ambientes, mayormente urbanos, pasamos por bares, farmacias, jugueterías y todos están recreados a la perfección. Incluso Capcom, como buena fanática de la nostalgia, ha puesto una que otra referencia a juegos pasados para que los jugadores más veteranos señalemos varias veces la pantalla tal como lo haría el buen Leonardo DiCaprio.

Sin embargo, no todo puede ser bueno, ya que si bien conserva la mayoría de los niveles que recorrimos en el original, ampliando algunos significativamente, los desarrolladores han reducido o desechado otros por completo. Esta situación hubiera tenido algo de sentido si Capcom los reservase para algún DLC de historia, por ejemplo, pero el anuncio casi inmediato de Resident Evil Village, hace que sea poco probable que la tercera entrega tenga algún tipo de expansión más allá de la que recibe Resistance, el componente multijugador del título.
Oiga, señor zombie, ¿no nos conocemos de casualidad?
Cualquiera que haya jugado un Resident Evil sabrá que no es un juego más de zombies. A lo largo de la saga nos hemos enfrentado a la más amplia variedad de fauna y flora y Resident Evil 3 no podía ser la excepción. A diferencia de títulos recientes como el mencionado Resident Evil 7, donde solo nos enfrentábamos a los “Holomorfos”; en la aventura de Jill, veremos perros infectados, arácnidos mutantes, batracios rosados, hasta otros enemigos clásicos de entregas pasadas que sería bueno que ustedes mismos descubrieran, sin olvidar a los zombies y al mismísimo Nemesis. Lamentablemente, los chicos de Capcom escogieron el camino fácil y reciclaron los mismos modelos de la entrega anterior, sin apenas variaciones (me atrevo a decir que no hay un solo nuevo modelo de zombie) y el gore del que hacía gala la segunda entrega ha sido minimizado, hasta el punto en que no veremos como un enemigo se le cae un brazo o una pierna frente a nuestros ojos, sino que ahora explotan en su lugar. Quizás esto haya sido un sacrificio meramente técnico, ya que se ha aumentado la cantidad de enemigos en pantalla, pero no deja de quitarle espectacularidad a las mutilaciones.

Otro problema viene por parte del malo por antonomasia de la saga y es que a pesar de lo que uno podría imaginar, Nemesis apenas se siente aprovechado. Al inicio del juego, Nemesis promete y mucho, pero en el transcurrir de la aventura se pierde casi por completo, hasta encontrarnos con él en las puntuales batallas contra el jefe; sí, han notado que escribí “jefe”, en singular, luego ahondaré en esto. Como lado positivo la presencia de Nemesis es igual de intimidante, pero no consigue alcanzar las cuotas de excelencia que tuvo su contraparte en el juego original y mucho menos las de Mr. X, en donde solo bastaba con escuchar sus estruendosas pisadas para meternos miedo en la piel. En cuanto su diseño, a pesar que los dientes tan largos se me hacían extraños, verlo en movimiento disipó cualquier duda que tenía, es por ello que lamento que no se le haya dado la presencia que este enemigo de verdad merecía; tenía todas las cartas para superar al original y se quedó a medias. En cuanto a sus boss battles debo decir que me parecieron bastante entretenidas, y en niveles más altos de dificultad la cosa se puso un tanto peliaguda, pero nuevamente Capcom se pasó con la tijera y en vez de agregar algún jefe nuevo, se dio el lujo de quitar uno que pudo haber sido bastante interesante en esta revisión del juego original.
¡Pero que bien te mueves, muchacha!
Si bien más arriba manifesté mi frustración con los controles de tanque, desde la cuarta entrega hemos experimentado cambios positivos en el apartado jugable. Debido a que ahora el personaje no está supeditado a un cinematográfico pero incómodo ángulo de cámara, el jugador tiene el suficiente control para realizar esquives acrobáticos con tan solo presionar el botón R1/RB e inclinando el análogo izquierdo. Este movimiento debe realizarse justo antes que el enemigo te ataque, como si fuera un parry, y si lo haces bien, ralentizarás el tiempo para contraatacar el enemigo y reventarlo en pedazos. Por lo demás, controlar a Jill es tan fácil como hacerlo con Claire o Leon; contamos con un inventario similar aunque esta vez nuestro cuchillo no se romperá o servirá para quitarnos un odioso zombie de encima, en su lugar veremos un pequeño QTE en el que debemos presionar repetidas veces un botón (aunque esto puede ajustarse para que solo sea dejarlo presionado) para deshacernos del abrazo del enemigo. Esto no quiere decir que nos dejen de hacer un porcentaje de daño, así que debemos ser bastante precavidos y aprender a utilizar el esquive sabiamente.
Los años no le pasan a Jill

Ya habiendo hablado del excelente modelado de los enemigos y la jugabilidad, no queda otra que hablar sobre el diseño de nuestros protagonistas. Muchos fanáticos rechazaron algunos de los cambios en la indumentaria de Jill, como por ejemplo, que ya no llevaría su icónica faldita y en su lugar llevaría unos “aburridos” pero más prácticos pantalones, pero si algo levantó ampollas antes de su lanzamiento fue el cambio de la modelo facial de nuestra heroína. Muchos nos habíamos acostumbrado al bello rostro de la actriz y modelo canadiense Julia Voth, pero esta vez, como sucedió en el remake del 2, los personajes se hicieron cirugía facial y ahora la modelo rusa Sasha Zotova le presta su rostro a la nueva Jill. Personalmente creo que es un cambio acertado, no tengo problemas con el rostro de Voth ni mucho menos, pero Sasha es igual de hermosa, así que no le veo sentido a seguir polemizando por cosas que ni suman ni restan al resultado. De igual manera Carlos, el mercenario galán, también ha dejado su apariencia impoluta y ahora luce una cabellera desgreñada y barba poblada, como dictaminan estos tiempos modernos. A nuestros protagonistas se le suman los mismos secundarios de la tercera entrega, más uno nuevo (contando obviamente con su respectivo y renovado look), siendo alguno de estos modelos pasmosamente realistas, como el de Nikolai o Mikhail, por poner un ejemplo.

Nuevamente, como viene siendo un patrón en esta reseña, es una lástima que a pesar de que Resident Evil 3 tenga más secundarios que los dos juegos que le precedieron no tengan la suficiente presencia en pantalla. A excepción de Tyrell Patrick (quien apenas tenía importancia en el original), los demás aparecen y desaparecen en un parpadeo. A lo que voy es que la mayor crítica que ha tenido este remake sobre todos sus otros aspectos, es su campaña excesivamente corta. La primera vez que jugué el título me duró unas siete horas y cincuenta minutos aproximadamente y no les voy a mentir, disfruté el juego de principio a fin, traté de descubrir la mayoría de sus secretos, me tomé el tiempo para explorar y admirar cada uno de sus escenarios y disfrutar al máximo de todas sus cualidades. La segunda pasada la hice para recoger algunos coleccionables faltantes y para volver a disfrutar de su estimable campaña que esta vez me duró, según el contador, tres horas y media. La última campaña fue la más corta y fue simplemente para conseguir un par de trofeos más; duró tan solo hora y media. Para comparar, la campaña más corta que he hecho en la séptima entrega ha sido de tres horas y media.
De verdad me hubiera encantado que Capcom se hubiese esforzado para que Resident Evil 3 fuera uno de los juegos insignia de la saga, pero el intento les quedó muy a la mitad. Además, una vez tomas el control de Jill, da la impresión que el caos que invadió Raccoon City fue demasiado instantáneo, como si tan solo hubiera bastado un chasquido de los dedos para que la ciudad se pusiera de cabeza; en Resident Evil 2 se sobrentiende más, pero es que la tercera entrega ocurre un día antes (y un par de días después, por supuesto) y al menos me hubiera gustado ver más presencia policial en las calles, más gente corriendo por sus vidas o más accidentes pasando frente a nuestros ojos. La verdad todo se siente demasiado apresurado. Por ende, en algunos foros, corre el rumor que este juego tuvo un desarrollo acelerado por presiones de Capcom, sin embaro, Dusk Golem, el popular filtrador que nos trajo de antemano las noticias sobre el inminente Village, aseguró que la tercera entrega estuvo cocinándose alrededor de unos tres años.

Así bien, contamos con el suficiente material nostálgico para que el remake de Resident Evil 3 nos mueva una vibra, por ejemplo, al entrar en una zona de guardado, escucharemos la emblemática melodía cerca a una máquina de escribir, entre otros temas clásicos de la saga, pero ¿es eso suficiente? Porque vamos… el remake de la segunda entrega fue espectacular, pero en el tintero se quedaron algunos detalles que bien pudieron haber sido pulidos y pero no (como la infame segunda e incongruente campaña). Aquí se aprendieron de algunos errores del anterior juego, pero se cometieron unos nuevos, dejando la sensación de, que más que un nuevo juego, es un complemento y poco más. Claro, no quiere decir que no haya disfrutado este juego como loco, incluso en algunos aspectos me pareció superior, pero la valoración es que Resident Evil 3 repite la misma historia que el original, siendo ensombrecido por la calidad y la ambición del segundo.

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@jorgworldchamp I’ll buy that for a luka.
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